El fútbol colombiano requiere, de una profunda reflexión que venga de los diferentes entes involucrados en este deporte, especialmente sus directivos, si es que en realidad queremos obtener mejores resultados.
Lo primero debe ser enfocarnos en un cambio de mentalidad, puesto que la presión de la inmediatez por ganar hace que esta prelación se traslade a los entrenadores quienes la convierten en su prioridad para poder conservar su trabajo, y se centran exclusivamente en el comportamiento deportivo de los atletas futbolistas, en su parte física y en su funcionamiento táctico; dejando de lado la fundamentación técnica y el desarrollo mental integral, que en la mayoría de deportistas es deficiente porque se trabaja muy poco en:
- El conocerse a sí mismo (autoconocimiento)
- La planificación con acciones para obtener objetivos y resultados propuestos.
- Alcanzar su máximo potencial
- Superar creencias limitantes
- Gestionar sus emociones regulando o controlando sus sentimientos
- La motivación
- La concentración
- Manejo de frustraciones
- El liderazgo y
- La cohesión en equipo
Es fundamental referirnos a estudiar la mente y sus motivaciones en cualquier proceso personal con el fin de obtener resultados y alcanzar los objetivos que permanentemente nos trazamos en la vida, para que podamos vivir con satisfacción y bienestar.
La motivación está inmersa en lo mental y, según los expertos, interviene como mínimo en un 70 % del óptimo desempeño deportivo. En países desarrollados se trabaja muy fuerte en la mentalidad de los deportistas, puesto que están enfocados en lograr medallas, campeonatos o torneos, que se convierten en el fiel reflejo de sus propósitos de demostrarse a sí mismos que son capaces y sienten orgullo al vencer y obtener el éxito, representando a su ciudad o país.
Lamentablemente, la motivación económica permeada por la mala administración de los equipos de fútbol es notoria; resulta preocupante conocer de inversiones en salarios de un futbolista por encima de los 100 o 200 millones de pesos, mientras que la inversión en desarrollo humano integral con temas de emprendimiento, nutrición y acompañamiento en el proceso de aprendizaje desde el coaching para fomentar disciplina, toma de conciencia, búsqueda del máximo potencial y mejor rendimiento no se equipara.
Todo parte desde la cúpula del organigrama, la falta de conciencia de una gran mayoría de directivos deportivos para planificar bien y escoger a sus acompañantes desde los cuerpos técnicos, personal administrativo gerencial y deportistas futbolistas, valorando sus perfiles, no solo en la parte deportiva y administrativa; sino formativa, contratando personas que quieran asumir el compromiso de seguir aprendiendo constantemente para que así de la misma forma lo trasmitan, exploren y valoren a sus dirigidos, lo cual va a permitir trabajar una mejor cohesión en equipo donde prevalezca la unión para perseguir un mismo objetivo, cada uno ofreciendo su mejor versión.
Desafortunadamente, los roles de quienes intervienen en el futbol colombiano parecen no tener claros lineamientos y sus funciones y responsabilidades se confunden unas con otras. Constantemente nos enteramos de decisiones técnicas que son exclusivas del entrenador o de un comité técnico deportivo en la conformación de la plantilla y la compra o solicitud de jugadores a préstamo son tomadas por personas ajenas al proceso. Situaciones peculiares como jugadores que sin trayectoria o preparación son aceptados para ser técnicos de fútbol; entrenadores que quieren ser empresarios y persiguen más las comisiones vinculando jugadores que quizá por rendimiento no merecen incorporarse a los equipos; o encontramos jugadores ocupando roles sindicales que no son de su competencia.
La solución para una óptima formación integral de un futbolista es invertir en instalaciones, que además de campos deportivos se disponga de aulas dotadas de tecnología avanzada y trabajar sin temores desde el fútbol base, donde el directivo, con un equipo de profesionales idóneos muy bien preparados en todos los temas para las diferentes áreas, tenga el soporte para apostarle, según la categoría, a un buen número de jóvenes prospectos, quienes como deportistas quieran, tengan el deseo de aprender y actúen desde su toma de conciencia. A partir de los ocho (8) años se puede trabajar la mente como complemento a la técnica y a la parte física. Estas fuerzas básicas son la fuente inagotable del talento que garantiza la identidad y el ADN de un club; facilita que los procesos y ajustes de los cuerpos técnicos sean mínimos y se conviertan en un complemento de la filosofía empresarial, que demuestre un comportamiento que se trabaja por años dentro y fuera de la cancha.
Por todo lo anterior, creo que una revisión profunda de los roles y las responsabilidades de los entes involucrados, más el reconocimiento de que ¡aprender es crecer!, hará que abordemos nuestras limitaciones como oportunidades, que aceptemos los “no sé” para abrir las puertas del aprendizaje y demos valor a la enseñanza con la experiencia y conocimientos de otros por medio de una escucha activa y óptima disposición. Solo así podremos avanzar juntos en el engrandecimiento del fútbol colombiano.
JUAN DAVID MESA BARRIENTOS
Coach – Magister Dirección de Empresas Deportivas.
Universidad Europea de Real Madrid